Estos residuos presentan la misma problemática que los residuos no peligrosos pero además sus efectos, si se depositan en un lugar no adecuado, pueden afectar a la salud de las personas o del ecosistema, lo que finalmente repercutirá también en la salud de las mismas.

Por ejemplo, si un aceite usado se vierte en el medio ambiente (en el campo, un río…) tarde o temprano este aceite llega al agua de consumo humano y por tanto, terminamos ingiriéndolo. Algunos expertos calculan que el 40% de la contaminación de ríos y lagos procede del aceite usado de los motores.

En el caso de los residuos peligrosos, por tanto, es importante depositar cada residuo en su lugar. De esta forma, garantizamos su correcta gestión, y que no va a acabar afectando al ser humano.

La problemática asociada a los residuos peligrosos es principalmente:

Contaminación de otros medios: si la contaminación producida por los residuos no peligrosos depositados inadecuadamente es peligrosa por motivos de salubridad, la contaminación producida por los residuos peligrosos es de alto riesgo para el ser humano, ya que estos residuos se consideran peligrosos porque habitualmente contienen compuestos cancerígenos o tóxicos. De este modo, un residuo peligroso que se deposita en el agua o se incinera inadecuadamente puede producir graves efectos sobre la población.